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A Saturno le dieron una piedra
en lugar de un niño (Júpiter) y Saturno cayó en el engaño y
se la tragó, con lo cual salvaron la vida de Zeus, datos muy
importantes en la elborción de la carta astral. Estos dos signos
del zodiaco son tan importantes, que en los misterios de
Eleusis los llaman, al uno puerta de los hombres (Cáncer) y
al otro (Capricornio) puerta de los dioses. En el Zodíaco,
Aries, situado al este, representa el nacimiento de las energías.
Allí el Sol se encuentra exaltado, o sea en plena fuerza. A
la inversa en la carta astral, en el signo opuesto, el de Libra,
se dice que el Sol está "en caída". Este signo, situado
al oeste, no expresa la debilitación de las energías, sino
más bien la preponderancia de los elementos ambientales sobre
la acción individual. Cáncer, en el punto más bajo del Zodíaco,
en la medianoche celeste, encarna una generación que se realiza
en el misterio. |
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Carta Astral |
Por su parte en astrologia,
Capricornio se sitúa en el punto más alto del Zodíaco, en el
mediodía celeste, en el cénit, posición que implica una preeminencia.
Esta asociación está simbolizada en el plano físico por la
montaña; si bien, naturalmente, esta misma preponderancia existe
también en los planos espiritual, metafísico, mundial, etc.
Marte, dueño de Aries (planeta que expresa al máximo las posibilidades
del signo), se dice que está exaltado en Capricornio. Marte
representa la acción individual, que se fortifica en la cumbre
de la montaña hasta convertirse en la acción visible para todos.
Capricornio influye en el poder concedido por el Cielo (el
cénit), el poder de uno solo. El signo opuesto, Cáncer, el
poder otorgado por todos, el poder de todos. Capricornio, signo
de Saturno, expresa la más firme de todas las estabilidades;
este signo de tierra que representa a la montaña simboliza
en efecto la duración, y Saturno, su dueño, rige el tiempo.
Cáncer, signo de la Luna, expresa el eclipse, aquello que,
por esencia, no puede durar, lo fugitivo, lo inestable... '
Capricornio rige la vejez, edad de la soledad; Cáncer, la infancia,
la multitud, la turba, las mujeres, el pueblo. ¿Comprendemos
ahora que el poder político, simbolizado por Saturno, debe
ser ejercido en provecho de todos (Cáncer, signo opuesto) en
la soledad, que es la suerte de toda grandeza, sea temporal
o espiritual? El signo de Capricornio que expresa esta soledad
nos ayuda a comprender los mitos antiguos, al colocarle bajo
su égida las dos características de Saturno: el poder y el
conocimiento. Mito de Moisés que recibe las Tablas de la Ley
en la cima de una montaña, mito del Fuji-Yama, la montaña Sagrada,
etc. |
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Carta Astral |
En efecto, no se puede dialogar con la divinidad
sino después de haber llegado, sin compañía alguna, a la cumbre.
Ahora, en astrlogia se
nos revela el verdadero alcance del mito de Moisés que dialoga
con Dios en la cumbre de la montaña y recibe la doble sanción
de todo poder: la alianza entre lo religioso y lo temporal,
alianza simbolizada por la doble dignidad de Saturno (poder
espiritual) y Marte (las armas) en el signo cenital de Capricornio.
Si relacionamos en la carta astral estos diferentes símbolos,
deducimos igualmente que es preciso escalar la montaña, símbolo
de esfuerzos prolongados y perseverantes, para llegar a una
comunicación con el conocimiento o el poder, y esta revelación
es fruto de la última edad, de la longevidad, de la vejez en
el más amplio sentido de la palabra, obra que no puede ser
sino la última y personal (Saturno devorando a sus hijos).
Pero la civilización occidental no es más que la imagen invertida
de toda civilización tradicional. He aquí, en consecuencia,
la imagen de los tiempos presentes: |
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Occidente se sitúa en el lugar de Oriente
y se levanta como antes se levantaba el Sol por el este. Capricornio
se halla en el nadir, en tanto que Cáncer asciende al cénit.
Los tiempos finales de nuestra civilización serán regidos,
pues, por Libra y Cáncer, que se ven unidos desde las posiciones
más débiles a las más fuertes, del nadir y el poniente al cénit
y al levante.
Cáncer, signo de la turba, introducirá un predominio de las
masas. En lo sucesivo, el poder político será aquel que quiera
conceder la turba.
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